viernes, 17 de abril de 2015

El sentido de las profesiones - oficios y profesiones - ensayo

Definición de profesión
Es sorprendente lo modernas que son las profesiones actuales; antes del siglo XIX no se encuentra nada similar. Hay una demanda social que exige cierto grado de experiencia, pericia; no es lo mismo tener necesidades ni tener deseos, porque las demandas son necesidades o deseos por los cuales la gente está dispuesta a pagar, ya sea en tiempo, prestigio o dinero; por lo tanto, una profesión es una respuesta institucionalizada a una demanda social. Yo provengo de un área limítrofe. Por ejemplo, los psicoterapeutas decimos en forma habitual que la psicoterapia es muy importante, que sin psicoterapia las personas podrían padecer grandes males, y la respuesta más simple a la pregunta de qué pasaría si todos los psicoterapeutas de la ciudad de Santiago desaparecieran, sería: probablemente nada. 

Este método eliminatorio ilustra muchas veces y nos trae un poco de sobriedad a cuán necesarias son nuestras profesiones. Las profesiones nacen y mueren diariamente, de acuerdo con las demandas sociales y el prestigio de los mercados de éstas. Si mañana la Universidad de Harvard decidiera crear la cátedra de astrología, empezaríamos a pensar que ésta es una disciplina importante y necesaria, que nuestro país estaría atrasado porque no tenemos la astrología de Harvard. Menciono esto porque tenemos una variedad de profesiones, las profesiones no son grupos de personas unitarios.

Características de las profesiones modernas
Núcleo de conocimiento compartido
Las profesiones constituyen un núcleo de conocimiento formal compartido. Por ejemplo, es probable que la vecina pueda diagnosticar una apendicitis aguda tan bien como el más experto de los profesores de cirugía, pero la vecina puede equivocarse. Por tanto, un profesional administra el conocimiento en condiciones de incertidumbre y esta es la principal ventaja sobre el conocimiento informal.

El conocimiento no es sólo información; sabemos que diez minutos en Internet dejan a cualquier persona más familiarizada que muchas otras con respecto a un tema determinado. El conocimiento es información organizada, articulada, con arquitectura para algún interés social; éste puede ser utilitario, estético, terapéutico, económico, pero siempre existe un interés detrás de la información que se organiza y se convierte en conocimiento. Los profesionales administran conocimientos, no informaciones, por eso se justifica que existan instituciones culturales como las universidades, que crean, preservan y transmiten conocimientos, porque la información que aprendimos desde la escolaridad primaria hasta la cuaternaria, en la actualidad, es inútil o está obsoleta, pero la arquitectura que se le dio a esa información es lo que importa. 

Formación de asociaciones
Saber es participar. Uno sabe cuando participa de una tradición de preguntas, cuando se inserta en una tradición de problemas, cuando otros reconocen que uno sabe que sabe. Ese saber participar hace del conocimiento formal la base de la segunda característica de las profesiones modernas: la de formar cuerpos o corporaciones que defienden sus intereses. Las profesiones modernas se organizan y convierten en poder el saber. “El conocimiento es poder” decía Bacon, en un sentido muy distinto del que entendemos hoy; en la actualidad, el poder es conocimiento también.“El conocimiento es poder”, pero ese poder no es nada mientras no se convierte en autoridad legítima; por eso, una tarea importante de los grupos profesionales es que mediante su presencia pública puedan convertir el poder del saber en autoridad legitimada por ley.

La profesión médica es, tal vez, ejemplar en ese sentido, pues ha sabido mantener la membrana que separa expertos de no expertos. La ley impide que cualquier persona que no tenga el conocimiento necesario ejerza tareas y acciones que son propias de la profesión; por tanto, esta posibilidad de formar corporaciones que puedan defender el conocimiento como una propiedad importante es tarea de las profesiones modernas, al punto que se distingue una profesión que ha nacido y se segrega de otras, porque puede establecer esta membrana, esa separación entre los que están adentro y los que no. 

Código de conducta
La tercera característica es que, además de la estructura corporativa, hay un código de conducta, denominado código de ética. Los códigos de ética médica, desde Hipócrates, pasando por muchos otros, siempre contienen dos grandes capítulos. El primero se refiere al comportamiento con los pares de la asociación profesional: por ejemplo, no hablar mal de los colegas, pagar las cuotas de la entidad profesional, etcétera. El otro es la ética, la relación que existe entre los de adentro y los de afuera. La ética es a la moral lo que la musicología es a la música, es decir, un procedimiento para proponer, fundamentar y aplicar normas de conducta que distinguen lo que se permite de lo que no.

El conocimiento formal, la formación de corporaciones, defendida celosamente a fuerza de operar sobre los mecanismos del estado para convertir el poder del saber en autoridad legítima, y el código de ética distinguen a un profesional de alguien que no lo es. Cualquier persona puede adquirir conocimiento especializado; el mecánico realiza un trabajo complejo, incomprensible para los no mecánicos y, sin embargo, no decimos que es un profesional, no le damos ese título especial ni lo caracterizamos; por lo tanto, no es sólo el saber ni el hacer lo que caracteriza la profesión sino, como decía Laín Entralgo, es un “saber hacer”, un saber orientado a un interés social y un hacer que está informado por una teoría. 

En cada grupo profesional hay tres subgrupos: los que renuevan el saber formal de la profesión o investigadores, los que por innovación o invención experimentan nuevos horizontes; también están los que defienden la profesión, mantienen su fuero, que se preocupan por ejercer la presión necesaria para que no sean invadidos sus campos de experiencia por otras personas; y están los que trabajan directamente en el oficio. 

La sociedad medieval se componía de tres clases: estaban los oratores, que obraban, creaban; los velatores o soldados, cuya función era luchar y los laboratores, quienes trabajaban la tierra. De la misma manera, estos tres sectores se pueden distinguir en cada profesión; por ejemplo, en la medicina, se puede distinguir a algunos creadores de la disciplina, los que defienden los fueros públicos de las sociedades profesionales y los que trabajan en forma directa el oficio. El saber hacer siempre está fragmentado en los grupos profesionales; por ejemplo, cuando uno dice cirujano, todavía debe calificarlo, más allá de la especialidad más concreta, para saber qué lugar ocupa dentro de la taxonomía del área profesional.

Saber estar
Todas estas profesiones, además de ser un saber hacer, en este sentido tan específico, consisten en un saber estar. Saber estar en la dignidad del oficio, en lo que los pares esperan del comportamiento de cada uno, y ese es precisamente el ámbito en el cual se desenvuelve el trabajo del control o de la supervisión ética; quien sabe estar en su oficio está autorizado para hablar en nombre de la profesión y la representa en los que son sus ideales.

Características del conocimiento formal
¿Qué características tiene este conocimiento formal que otorga prestigio y autoridad? Estas dos condiciones, que al final se convierten en el poder de las profesiones. El conocimiento formal no es cualquier conocimiento, no es sólo información articulada con algún interés social, es conocimiento que se comparte y que, además, se enseña. Una disciplina es un discurso que se enseña, cuando uno logra tener una nueva disciplina que ha creado discípulos, aquélla ya nació y puede estar en el currículo de una facultad; por eso mencioné el ejemplo de la astrología. Un experto dedicó toda su vida a estudiar los dragones, dónde viven, cómo se reproducen, cómo mueren, etcétera, hasta que alguien, después de mucho tiempo, le dijo:- qué lástima que hayas dedicado tu vida a estudiar los dragones, porque no existen. Entonces, ¿qué puede hacer una persona que ha pasado toda su vida estudiando los dragones? Pues dedicarse a enseñar sobre dragones, entonces da clases sobre el tema, tiene ayudantes que fundan la cátedra de dragonología, publica su obra Handbook of Dragonology o Textbook of Dragonology, forma una asociación profesional de dragonólogos, por último publica el Journal of Dragonology y ya nació la disciplina. 

El nacimiento de subespecialidades que se convierten en disciplina no ocurre de manera diferente. La inmunología se publicaba en revistas médicas generales hasta que fue segregándose un espacio propio y se produce la típica concentración que se denomina ley de Bradford, para los expertos en bibliometría, por la cual siempre, en cada disciplina, hay un núcleo duro de revistas que concentran lo más importante de la disciplina y va, como en una curva normal, desplazando las publicaciones del área a revistas cada vez más periféricas. Es sabido cómo se controla la publicación científica y cómo este conocimiento que se comparte y el conocimiento que funda el poder profesional tienen cierta retórica; ningún autor, para escribir un artículo, dice cómo llegó a las ideas que éste contiene. Tiene que decir que llegó a ellas tras formular una hipótesis razonable, la ensayó, preparó buena estadística para decidir. Jamás comunicaría que se le ocurrió cuando estaba en la ducha o durante la hora del café. En cuanto a retórica, siempre cito al abuelo de Charles Darwin, Erasmus, que publicó una famosa zoonomía en verso. En la actualidad, LancetNature o Annals of Surgery difícilmente publicarían un artículo en verso, por muy interesantes que fueran los datos que ahí se comunicaran; por tanto, la retórica del conocimiento que funda el poder profesional no es trivial, casi podría decirse que es tan importante como el contenido.

Otra característica del conocimiento que afirma las profesiones es que se distribuye de manera desigual. La producción primaria de las ciencias es la que publican las revistas de primera línea; esa publicación supone que los pares de la disciplina podrían reproducirla si tuvieran suficiente capacidad tecnológica o si sus laboratorios fueran lo bastante complejos. La literatura secundaria es la que resume observaciones de una manera compacta, el review article, y la literatura terciaria es el libro de texto. Una disciplina nace efectivamente, y una especialidad dentro de la disciplina, cuando hay libros de texto. El libro de texto codifica lo que ya no es motivo de controversia. 

No obstante, el conocimiento no es lo único importante en las profesiones, porque no es puro saber. Nadie está en una profesión porque sabe, sino porque sabe hacer, sabe estar, como dije en cuanto a los códigos de ética.

Códigos de ética
Los códigos de ética, en general, tienen la misión de mantener la cohesión interna del grupo por medio de reglas de etiqueta y de relacionarse con las personas que no son los expertos, de una manera que respete al menos tres cosas: las metas de la profesión, los deberes que los miembros se han autoimpuesto, los derechos de las personas que tratan con esa profesión. En inglés hablan de goals, dutiesrights; son las tres características que tiene la conducta de los profesionales en las sociedades contemporáneas, las que son al mismo tiempo fuente de los conflictos actuales.

Conflictos
Competencias de poder profesional
No es casualidad que los abogados hayan invadido el terreno de otras profesiones. En México hay una comisión de arbitraje médico, organismo de interés porque permite detener los conflictos antes de que lleguen a los tribunales. Aquí ocurre algo parecido, no porque nuestro sistema jurídico sea distinto, igual o copiado, sino porque la profesión de abogado compite con la profesión de médico en numerosos aspectos y este conflicto profesional no es una cosa mala, es una demostración simple de que toda forma de ética hoy es diálogo entre racionalidades, entre personas, entre profesiones. 

El código de ética chileno señala que los médicos son enjuiciables o que sus actos son punibles por ignorancia, impericia o negligencia, tres situaciones en las cuales hoy existen expertos en detectarlas. El poder profesional depende de tres factores: primero, que el conocimiento formal se mantenga en un grado de pureza tal que no podamos decir que es dudoso. Todos los conflictos de intereses que afecten la calidad del conocimiento, afectan seriamente la profesión. Cuando oímos hablar de algún conflicto, de alguien que plagió un trabajo científico o de alguien que publicó un artículo sobre un fármaco cuando es accionista de la industria farmacéutica que lo fabrica, cuando alguien dejó de mencionar sus trabajos previos y republicó datos que ya estaban, se está dañando la credibilidad de la base del conocimiento formal.

Conflicto de interés
La segunda fuente de conflicto, con la directa importancia que puede tener para los afectados, es que los motivos por los cuales se dice que se está haciendo lo que se hace sean distintos de los que él reconoce, lo que se denomina conflicto de interés. Todos los que en este momento somos partes de algún complejo industrial y, gracias a las tecnologías del convencimiento, pensamos que estamos haciendo investigación científica, no estamos haciendo investigación científica sino que estamos sirviendo los intereses del complejo industrial. 

Parte de nuestra tarea, en la Organización Panamericana de la Salud (OPS), consiste en estudiar los numerosos ensayos clínicos que se llevan a cabo en nuestro continente, que es uno de los más inequitativos del mundo en términos de acceso a la salud, para estudiar si en cada ensayo clínico se están respetando los deberes que tienen los profesionales para con la profesión y los derechos de las personas que son sujetos de investigación. Tan importante es este conflicto porque incide en la generación de conocimiento generalizable, que yo diría es una de las mayores amenazas a la integridad profesional en nuestro continente. No es trivial que la OMS haya lanzado en forma pública una campaña contra el tabaco, porque hoy día estamos en criptocracias, es decir, formas de gobierno en las que nadie sabe quién está detrás del poder. Se ha dado, por ejemplo, la curiosa situación de que la OPS, al celebrar sus 100 años el año pasado, recibió apoyo de una industria equis y, después de estudiar la genealogía de esta industria, se vio que forma parte nada menos que de un holdingde una compañía de tabaco. Lo interesante de esto es que nadie sabe de dónde proviene el dinero, ni a qué intereses sirve; por eso digo que el diálogo es lo principal que caracteriza la ética dialógica, que es la que denominamos bioética. 

Las antiguas éticas filosóficas eran un monólogo entre un filósofo con su pensamiento o tal vez un diálogo con un lector generalizado o informal. En la actualidad, la bioética es un diálogo entre actores concretos de la vida social, los médicos y sus pacientes, los pacientes entre ellos y, por sobre todo, un diálogo de cada uno con su conciencia. No va a haber ninguna regulación, ningún acuerdo internacional, ninguna pauta ética, como las que estamos ahora reescribiendo del Council of Internacional Organization for the Medical Sciences, que reemplace la personal coherencia de una persona con su conciencia, porque el primer diálogo que se establece, aparte del diálogo con los maestros, con la tradición escrita de la disciplina, es el diálogo de la propia conciencia. Cuando se investiga y se entrevista a las personas que son sujetos experimentales, porque no hay medicina sin experimentación humana, no hay momento en la vida de ningún médico en el cual la prescripción de una intervención no esté asociada con la incertidumbre. El saber profesional está siempre asociado con incertidumbre, y debemos estar seguros de que nos atenemos a las metas que tenemos en mente, a los derechos que asisten a las personas que se confían al cuidado y a los deberes.

El informe Vermont es un documento fundamental en la bioética en los Estados Unidos. Se publicó en 1978, fruto casi directo del trabajo de una comisión formada para la protección de la humanidad frente a la investigación médica y conductual, para proteger a los pacientes frente a los médicos, a las personas a quienes la sociedad había encargado la tarea de cuidarlos. Este documento surgió a raíz de varios escándalos ocurridos en la época de los setenta, nada más que por la estupefacción de las personas al saber que las buenas intenciones no siempre se acompañan de buenas acciones, y que si en algo consiste el saber estar -que es más que el saber hacer- es justamente en que las intenciones concuerden con las motivaciones. Habrá conflictos de intereses siempre, cuando las acciones no coincidan ni con las intenciones ni con las motivaciones. Uno puede estar publicando un trabajo para la empresa Z, no tanto por los datos y el conocimiento generalizable, sino porque después lo invitarán a un crucero en el Mediterráneo, un congreso interesante en la isla de Rodas, donde presentará estos valiosos ensayos que la industria ha permitido hacer. No digo que esto sea malo, sólo que hay un límite, que cada uno debe establecer, en el diálogo con su propio "saber estar" en la dignidad del oficio, lo que no es algo que se pueda prescribir ni reglamentar hasta el último minuto ni la última línea. Por eso es que se enjuician las acciones profesionales, como ocurre por este conflicto de profesiones. 

Singularizo este aspecto porque es el aspecto menos discutido de todos. El conflicto profesional es un conflicto real, en que una profesión, en sus deseos de convertir su poder, el saber, en autoridad legítima, lo que hace es tratar de definir los problemas en términos de su discurso disciplinario. Tomemos el caso de la delincuencia. Puede ser un problema policial, pero puede ser un problema médico, jurídico o económico. Cada experto cree que ha definido el problema cuando en sus términos lo define. Esta definición conlleva siempre un saber estar en los verdaderos límites del oficio.

Conclusión
Todas las actuaciones profesionales se dejan reducir a tres dimensiones: primero, que sean apropiadas según el arte, porque, como decía el código hipocrático podría uno decir: “hoy no se puede ser un médico bueno si antes no se es un buen médico.” Es decir, el primer imperativo ético, en todas las profesiones, en todos los oficios, es ser correcto de acuerdo con las reglas del arte. Lo primero es técnico; lo segundo es que las actuaciones sean buenas y son buenas cuando hacen el bien. En la actualidad, eso es más complicado que en el pasado. Antes, los médicos usaban el bien sin la autonomía de la gente; la beneficencia sin autonomía es lo que conocemos como paternalismo. “Yo voy a hacer el bien a estas personas a pesar de ellas mismas, porque son poco fiables de saber lo que les pasa.” Hacer el bien no es cosa simple en la actualidad, porque depende a quién se le hace y cómo se hace, pero el bien se debe hacer, porque los actos buenos son los que hacen el bien y hacen bien. 

La satisfacción de hacer el acto bien hecho, la perfección del acto tiene mucho que ver con la técnica, pero también tiene que ver con la entereza moral. El tercer carácter que tiene un buen acto, o un acto éticamente sostenible, es que sea justo. La justicia hoy es una forma de equidad, una forma de dar a cada uno lo que corresponde, de tal manera que la norma que preside el acto -no el acto en sí, que puede variar- la norma que preside el acto pueda generalizarse a toda la sociedad. Ese es el acto justo, el acto que yo hago y, en el momento que lo hago, puedo lograr que todos, haciéndolo, hagan una sociedad mejor, una sociedad de convivencia.

Lo que conocemos como bioética, ese trabajo que desempeño en la actualidad, viniendo de la psiquiatría, es una forma de diálogo entre personas, instituciones, racionalidades. La racionalidad económica es tan legítima como la terapéutica, científica, utilitaria, estética, pero de alguna manera hay que dialogar para resolver los problemas que plantea su consagración, al menos para disolver los problemas en la síntesis superior de la buena convivencia. Unos actos van a ser éticos, el saber hacer se va a convertir en un auténtico saber estar, cuando se respeten estos tres principios: que sean apropiados según el arte, buenos según la satisfacción que dan a los que los realizan, y justos, o sea generalizables.

Historia de las profesiones - oficios y profesiones - ensayo

Las sociedades desde antiguo percibieron, en el ejercicio de ciertas profesiones, que su conocimiento y aplicación podían generar el bien común, una riqueza social de la mayor estima. Para tal efecto se hizo indispensable, desde luego, la preparación intelectual del hombre que ejercía una labor, sobre todo de aquellas con un valor que consideraron superior a las demás actividades y oficios.
                En un principio los profesionales eran prácticos; sus estudios o funciones las realizaban en forma autodidacta y, en algunos casos, abarcaban diversos campos del saber. Leonardo Da Vinci, por ejemplo, se desempeñó como pintor, escultor, constructor e inventor. En América al inicio de la Colonia, muchas veces las circunstancias orillaban a un simple peluquero o barbero a convertirse en dentista, en ocasiones en químico y hasta en médico y cirujano. Sin embargo, con el paso del tiempo, fue necesaria la creación de planes de estudio metódicos y especializados que permitieran a los estudiantes acreditar sus conocimientos y recibir así el correspondiente título profesional. Una de las primeras ciencias en enfrentar tal problemática fue la medicina, cuyo ejercicio adquirió mayor notoriedad y reconocimiento al establecerse una institución denominada “Protomedicato”, encargada de constatar la preparación de quienes se dedicaban a esa actividad. 
                En la Universidad de México, de las carreras profesionales que desde el siglo XVI se impartían en ella, como teología, Sagradas Escrituras, derecho canónico, derecho romano, artes (incluida en ella la medicina), retórica y gramática, ahora se han reducido a las de derecho y medicina. En el caso de la abogacía no era suficiente con haber cursado en dicha institución los estudios respectivos, sino que quien se graduaba apenas había resuelto la mitad de los requisitos para ejercer la profesión, ya que era además imprescindible practicar el derecho mediante su incorporación en un despacho; al final de tal práctica se le sometía a un nuevo examen ante las autoridades judiciales. Así pues, un abogado debía estudiar mucho, pero también ejercer su profesión, razón por la cual el ejercicio de esta actividad se estimaba más valioso que cualquier otro.
                Posteriormente, en el siglo XVIII, la Ilustración trajo consigo a los enciclopedistas y humanistas, y fue grande el auge que cobraron los conocimientos de orden práctico, revalorándose las ciencias y los conocimientos de orden práctico, revalorándose ciencias y conocimientos. Ahora bien, dado que entonces no existían conceptos como “investigador de tiempo completo” o “especialista” en tal o cual materia, los profesionales producían cada vez con mayor celeridad y eficiencia el conocimientos científico y técnico necesarios que los nuevos tiempos requerían. Por otro lado, debido a la diversificación de las ciencias, fue menester imponer una regulación a las profesiones. No era para menos; piénsese en el cada vez mayor número de pacientes que depositaban en un médico su confianza, su salud y hasta la propia vida; y por lo que a los abogados concernía, los clientes les encomendaban toda o buena parte de su patrimonio, en que ocasiones incluía el de varias generaciones. Aun hoy, más que nunca, se trata de profesiones que conllevan una gran carga de responsabilidad y para solventarlas se requieren bastante conocimientos. 
Por ello, el legislador estipuló las normas más generales de su comportamiento, mismas que deben garantizar al cliente cierto tipo de conducta; es decir, actualmente el profesional tiene la obligación de conocer profundamente su materia, pero también contar con una clara inclinación o vocación que le permita darle seguimiento a su trabajo. Ello implica la forma de ser, de pensar y el modus vivendi de un verdadero profesional.

Caracteristicas de los oficios - oficios y profesiones - ensayo


Las profesiones liberales se caracterizan de aquellas que no lo son, en que su ejercicio se apoya en un esfuerzo intelectual constante por aprender y estudiar. En casi todas ellas hay que prepararse en un institución universitaria durante cinco o seis años y practicar algunos más. Las profesiones se ejercen aplicando diversos conocimientos que conducen a tomar las decisiones más convenientes para la resolución de variados y complejos asuntos o problemas. 

                A)                La universidad: un método

                Cuando se habla de un profesional, intrínsecamente y de modo inmediato se alude a los estudios universitarios del mismo, los cuales suelen ser prolongados y exhaustivos, por lo que el individuo con este grado académico es común su disciplina, su amor al estudio y al conocimiento de las ciencias. No hay profesional sin universidad, pero tampoco existe universidad que no forme auténticos profesionales, aquellos que muestren un espíritu constantemente inclinado al estudio y a la investigación. Las universidades, a diferencia de otros centros de estudio, se distinguen por fomentar este espíritu inquieto y ávido de asimilar y crear nuevos conocimientos; son instituciones donde se descubren y verifican las realidades ocultas de la naturaleza o de la sociedad.
                Las historia de las ciencias muestra que las universidades son espacios en los cuales se ha desarrollado la investigación y por ende grandes e importantes descubrimientos; son lugares donde los estudiantes desarrollan su vocación a través del aprendizaje no de datos aislados o una serie de fórmulas o leyes repetidas, sino de la aplicación de un método (que llamamos científico) que consiste, entre otras particularidades, en aprender a observar, en descubrir con paciencia, en experimentar por uno mismo, en adentrarse por nuevos caminos del conocimiento. No se trata de que los alumnos de derecho, por ejemplo, memoricen las leyes y los códigos; pues es de todos conocido con qué rapidez varían año con año. Además, la memoria es frágil y de forma natural se olvidan datos si éstos no se repasan. El método universitario consiste entonces en “enseñar a aprender”, a consultar libros y revistas científicos, a mirar con lente crítico la realidad, a descubrir soluciones prácticas e investigar a fondo las materias que a uno le interesan, a cultivar la sana ambición de conocer y manejar la más reciente información, a emplear nuevos recursos, a explotar caminos inéditos.
                 B)            El Humanismo
                El carácter intelectual de los profesionales, por razón de origen y costumbre, no abarca únicamente tópicos de índole científico y técnico; comprende también, y de manera muy especial, el ámbito humanista e que aquél se desarrolla. Lo hace en derredor de gremios cuya tradición busca, por una parte, no el conocimiento exclusivista y encasillado de la especialización, sino el universal; por otro lado, y bajo cualquier circunstancia, pretende poner en práctica valores como la paciencia, la conmiseración, la liberalidad, la justicia y la armonía social.

                Gracias al humanismo, al conocimiento universal; gracias a las continuas muestras de sensibilidad y solidaridad del hombre, es claro por qué el primer objetivo fundamental en el ejercicio de una profesión lo integren la compasión y el servicio a la comunidad. Lo anterior significa que la aplicación de conocimientos por parte de un profesional, no va en función del logro de un negocio, sino de prestar un servicio social a favor de una persona o un grupo de ellas que lo necesite.

Las profesiones - oficios y profesiones - ensayo


SIGNIFICADO DE LA PALABRA PROFESIÓN

                El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española apunta que el vocablo profesión proviene de professio, es decir “acción y efecto de profesar”, pero también significa “empleo, facultad u oficio que cada uno tiene y ejerce públicamente”. El término profesor deriva de la misma raíz; es la persona que “profesa” una ciencia e igualmente quien la enseña en público. De esta forma el profesional lleva a cabo labores de carácter público: no hay consultorio médico que no esté a la vista de quien lo necesite ni abogado que no ejerza su actividad como tal en un despacho abierto a cuentos requieran de sus servicios.

                Así pues, el profesional realiza una función social reconocida, pública y reglamentada; al momento de recibir su título, jura (protesta) comportarse bajo ciertos lineamientos éticos y morales bien concretos. Esta tradición contempla no sólo su actuación profesional, sino al mismo tiempo su conducta en la vida privada. Lo anterior de hecho establece la diferencia entre profesión y un oficio. En la primera el individuo “protesta” adecuar su comportamiento personal a una cierta ética, en tanto en el segundo no se plantea la existencia de algún contenido moral, aunque sí involucra el compromiso para realizar una labor técnica o artesanal bien ejecutada. En otras palabras, la moral del oficial se reduce a procurar hacer bien las cosas, mientras que la preparación del profesional le exige elaborarlas no sólo correcta y eficazmente, sino asimismo sostenidas en determinados principios morales.


2.2      HISTORIA DE LAS PROFESIONES

                Las sociedades desde antiguo percibieron, en el ejercicio de ciertas profesiones, que su conocimiento y aplicación podían generar el bien común, una riqueza social de la mayor estima. Para tal efecto se hizo indispensable, desde luego, la preparación intelectual del hombre que ejercía una labor, sobre todo de aquellas con un valor que consideraron superior a las demás actividades y oficios.

                En un principio los profesionales eran prácticos; sus estudios o funciones las realizaban en forma autodidacta y, en algunos casos, abarcaban diversos campos del saber. Leonardo Da Vinci, por ejemplo, se desempeñó como pintor, escultor, constructor e inventor. En América al inicio de la Colonia, muchas veces las circunstancias orillaban a un simple peluquero o barbero a convertirse en dentista, en ocasiones en químico y hasta en médico y cirujano. Sin embargo, con el paso del tiempo, fue necesaria la creación de planes de estudio metódicos y especializados que permitieran a los estudiantes acreditar sus conocimientos y recibir así el correspondiente título profesional. Una de las primeras ciencias en enfrentar tal problemática fue la medicina, cuyo ejercicio adquirió mayor notoriedad y reconocimiento al establecerse una institución denominada “Protomedicato”, encargada de constatar la preparación de quienes se dedicaban a esa actividad.

                En la Universidad de México, de las carreras profesionales que desde el siglo XVI se impartían en ella, como teología, Sagradas Escrituras, derecho canónico, derecho romano, artes (incluida en ella la medicina), retórica y gramática, ahora se han reducido a las de derecho y medicina. En el caso de la abogacía no era suficiente con haber cursado en dicha institución los estudios respectivos, sino que quien se graduaba apenas había resuelto la mitad de los requisitos para ejercer la profesión, ya que era además imprescindible practicar el derecho mediante su incorporación en un despacho; al final de tal práctica se le sometía a un nuevo examen ante las autoridades judiciales. Así pues, un abogado debía estudiar mucho, pero también ejercer su profesión, razón por la cual el ejercicio de esta actividad se estimaba más valioso que cualquier otro.

                Posteriormente, en el siglo XVIII, la Ilustración trajo consigo a los enciclopedistas y humanistas, y fue grande el auge que cobraron los conocimientos de orden práctico, revalorándose las ciencias y los conocimientos de orden práctico, revalorándose ciencias y conocimientos. Ahora bien, dado que entonces no existían conceptos como “investigador de tiempo completo” o “especialista” en tal o cual materia, los profesionales producían cada vez con mayor celeridad y eficiencia el conocimientos científico y técnico necesarios que los nuevos tiempos requerían. Por otro lado, debido a la diversificación de las ciencias, fue menester imponer una regulación a las profesiones. No era para menos; piénsese en el cada vez mayor número de pacientes que depositaban en un médico su confianza, su salud y hasta la propia vida; y por lo que a los abogados concernía, los clientes les encomendaban toda o buena parte de su patrimonio, en que ocasiones incluía el de varias generaciones. Aun hoy, más que nunca, se trata de profesiones que conllevan una gran carga de responsabilidad y para solventarlas se requieren bastante conocimientos. Por ello, el legislador estipuló las normas más generales de su comportamiento, mismas que deben garantizar al cliente cierto tipo de conducta; es decir, actualmente el profesional tiene la obligación de conocer profundamente su materia, pero también contar con una clara inclinación o vocación que le permita darle seguimiento a su trabajo. Ello implica la forma de ser, de pensar y el modus vivendi de un verdadero profesional.


2.3         CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LAS PROFESIONES

                Entre las características que distinguen las profesionales liberales de las otras actividades, pueden apuntarse:

2.3.1      CARÁCTER INTELECTUAL, CIENTÍFICO Y HUMANISTA DE LAS PROFESIONES

                Las profesiones liberales se caracterizan de aquellas que no lo son, en que su ejercicio se apoya en un esfuerzo intelectual constante por aprender y estudiar. En casi todas ellas hay que prepararse en un institución universitaria durante cinco o seis años y practicar algunos más. Las profesiones se ejercen aplicando diversos conocimientos que conducen a tomar las decisiones más convenientes para la resolución de variados y complejos asuntos o problemas.

                A)                La universidad: un método

                Cuando se habla de un profesional, intrínsecamente y de modo inmediato se alude a los estudios universitarios del mismo, los cuales suelen ser prolongados y exhaustivos, por lo que el individuo con este grado académico es común su disciplina, su amor al estudio y al conocimiento de las ciencias. No hay profesional sin universidad, pero tampoco existe universidad que no forme auténticos profesionales, aquellos que muestren un espíritu constantemente inclinado al estudio y a la investigación. Las universidades, a diferencia de otros centros de estudio, se distinguen por fomentar este espíritu inquieto y ávido de asimilar y crear nuevos conocimientos; son instituciones donde se descubren y verifican las realidades ocultas de la naturaleza o de la sociedad.

                Las historia de las ciencias muestra que las universidades son espacios en los cuales se ha desarrollado la investigación y por ende grandes e importantes descubrimientos; son lugares donde los estudiantes desarrollan su vocación a través del aprendizaje no de datos aislados o una serie de fórmulas o leyes repetidas, sino de la aplicación de un método (que llamamos científico) que consiste, entre otras particularidades, en aprender a observar, en descubrir con paciencia, en experimentar por uno mismo, en adentrarse por nuevos caminos del conocimiento. No se trata de que los alumnos de derecho, por ejemplo, memoricen las leyes y los códigos; pues es de todos conocido con qué rapidez varían año con año. Además, la memoria es frágil y de forma natural se olvidan datos si éstos no se repasan. El método universitario consiste entonces en “enseñar a aprender”, a consultar libros y revistas científicos, a mirar con lente crítico la realidad, a descubrir soluciones prácticas e investigar a fondo las materias que a uno le interesan, a cultivar la sana ambición de conocer y manejar la más reciente información, a emplear nuevos recursos, a explotar caminos inéditos.

                B)            El Humanismo

                El carácter intelectual de los profesionales, por razón de origen y costumbre, no abarca únicamente tópicos de índole científico y técnico; comprende también, y de manera muy especial, el ámbito humanista e que aquél se desarrolla. Lo hace en derredor de gremios cuya tradición busca, por una parte, no el conocimiento exclusivista y encasillado de la especialización, sino el universal; por otro lado, y bajo cualquier circunstancia, pretende poner en práctica valores como la paciencia, la conmiseración, la liberalidad, la justicia y la armonía social.

                Gracias al humanismo, al conocimiento universal; gracias a las continuas muestras de sensibilidad y solidaridad del hombre, es claro por qué el primer objetivo fundamental en el ejercicio de una profesión lo integren la compasión y el servicio a la comunidad. Lo anterior significa que la aplicación de conocimientos por parte de un profesional, no va en función del logro de un negocio, sino de prestar un servicio social a favor de una persona o un grupo de ellas que lo necesite.

2.3.2         CONSTANCIA Y PERMANENCIA

                Según la historia, de un núcleo reducido de oficios se fueron desgajando otros, muchos más, hasta crearse lo que hoy día conocemos como profesiones, las cuales se han multiplicado y continúan haciéndolo debido a que la gama de conocimientos también se ha extendido, luego especializado y, finalmente, independizado de aquellos que le dieron origen. En la antigüedad quedó el tiempo de la improvisación y del trabajo intermitente, características suplantadas y mejoradas por la permanencia y la continuidad en las diferentes actividades. No se habla más del viejo adagio que reza: “aprendiz de todo y oficial de nada”.

                No se olvide que la permanencia en la profesión se nutre del conocimiento; éste a su vez crece constantemente, se reproduce y se renueva. Por lo mismo, hay que estar atentos a los cambios, a los avances y a las innovaciones que se suceden en cada uno de nuestros círculos de acción.

                Como consecuencia de lo anterior, el horizonte de posibilidades labores se ha abierto de manera progresiva. Un médico puede dedicarse a la psiquiatría, a la neumología, a la ginecología, a la ingeniería genética, etc. De igual manera, el abogado, una vez termine su formación, puede inclinarse a la especialización de su profesión y dedicarse al derecho penal, al derecho mercantil, al derecho civil, al derecho procesal, etc. Pero podría pensarse que estas especialidades no provienen de un tronco común, pero sin embargo lo hacen como lo son el derecho y la justicia procurando bienestar a las personas que se les aplica. Para tal fin es pues indispensable la constancia, dedicación y permanencia en la profesión.

2.3.3       VOCACIÓN PROFESIONAL DEL SERVICIO

                Cuando se habla de vocación profesional de servicio nos referimos a la presencia en el individuo de una compleja red de presiones, motivaciones, aspiraciones y decisiones de tipo cultural, social, económico y, sobre todo, psicológico que nos vemos obligados a manejar casi a diario.

                El problema de la vocación profesional es áspero, difícil, ya que en él influyen y confluyen muchos factores. Por ello se enfocará sólo desde tres perspectivas, las más objetivas, esto es tomando en cuenta el conocimiento en sí de la profesión, la capacidad de ejercerla y el gusto por practicarla.

                Cuando una persona se inclina por cierta profesión o están claramente delineadas sus aptitudes para el desempeño de la misma, su estudio y ejercicio se facilitan. Así se dirá que el médico tiene “ojo clínico”, que el abogado “tiene “criterio jurídico”, entre otros.

                Por eso es acertado que los estudiantes de bachillerato tomen un curso de orientación vocacional y, en su caso, se les practique un análisis psicomotivacional, de tal forma que con uno y con otro se definen gustos y preferencias respecto de las profesiones liberales, exponiéndoles las amplísimas actividades de todas ellas. Esta información es el fundamento para que al bachiller se le abra el horizonte y las posibilidades del quehacer profesional.

2.3.4        INDEPENDENCIA Y LIBERTAD DE CONTRATACIÓN

                Una de las características más distintivas de las profesiones es la independencia de criterio que aportan la experiencia y el dominio de una materia. El conocimiento teórico y práctico de una profesión, con el tiempo crea un estilo, una forma muy personal de visualizar los problemas y ejecutar las acciones para resolverlos.

                No puede ser de otra manera, cuando se domina una disciplina se revela también una libertad de operación casi ilimitada. Bajo esa tónica, un ingeniero capaz no requiere de consejos, puesto que sabe y reconoce de antemano la resistencia, ductibilidad, durabilidad y aun el costo de los materiales con que se trabaja en el campo de la construcción. El verdadero profesional, el que disfruta de su actividad, aplica sus conocimientos con seguridad y con alto grado de ética.

                Complemento de lo anterior, es el papel de consejero o asesor que ejerce todo profesional con criterio independiente e imparcial para con clientes, empleados y compañeros de trabajo. Sin embargo, el crecimiento de las empresas e inclusive de dependencias del gobierno ha traído consigo el cambio de profesionales a asalariados; de ser antes asesores y hombres libres con criterio y con posibilidad de dejarse llevar por su creatividad, ahora portan la etiqueta de técnicos encasillados que pronto pierden el carácter humanitario. Lo anterior se comprende cuando las personas se ven obligadas a desempeñar un trabajo mecánico, rutinario, reiterativo, por medio del cual se dedican a atender necesidades masivas, mismas que casi siempre están previamente estipuladas, de tal manera que su capacidad de iniciativa y de asesoría se ven mermadas.

                Otro sin duda es el enfoque que se refiere a la relación y contratación individual delos servicios de un profesional. Por lo general sus emolumentos son por honorarios, es decir retribuciones que se pactan por la calidad de una obra o servicio determinados, o bien están reguladas a través de un arancel oficial.

                En este sentido, el auténtico profesional actúa bajo las mismas circunstancias de trabajo que los competidores, ofreciendo servicios o productos en un mercado donde el prestigio, conocimientos, eficiencia y costo son elementos indispensables para atraer o alejar al cliente o consumidor. En cuanto a los aranceles, que el neoliberalismo se empeña en quitar, su aplicación tiene una doble finalidad: por una parte que al profesional no le permita mostrarse desleal con sus colegas al pactar honorarios menores de lo estipulado, lo que propiciaría granjearse a la clientela de una manera poco ética; y por otra evitar, donde haya escasez de profesionales y poca competencia entre ellos, los efectos del monopolio, defendiendo así a la clientela contra el cobro desorbitado.

                En resumen, al estipular sus honorarios, los profesionales se deben guiar por una tasa fijada en un arancel, y a falta de éste pactar dichos honorarios tomando en cuenta factores objetivos de apoyo como el grado de especialización, estudios necesarios y recursos técnicos utilizados, así como otros de carácter subjetivo como el prestigio y el humanismo.

2.3.5         LA TRADICIÓN

                Quienes analizan las características singulares de las profesiones que se dicen liberales (como la medicina, la ingeniería, la abogacía, la sociología, la arquitectura, etc.) pronto se dan cuenta que son ciencias con larga trayectoria histórica. Su ámbito de estudio data de tiempo antiguo y el cúmulo de conocimientos se va almacenando a lo largo de los años. La conjunción de esos conocimientos abstractos y científicos se ha convertido, al paso del tiempo y de innumerables generaciones, en nuestra herencia, reflejada en costumbres, ritos de iniciación, ceremonias, logotipos e insignias, niveles de profesionalización, actitudes, hábitos, reglamentos, vestimentas especiales (togas, batas, birretes, uniformes), así como festividades gremiales y religiosas. Sobra decir que sobre esas particularidades no se presenta la idea funcional de la profesión, pero sí ayuda a la comunicación y transmisión por donde fluye gran cantidad de información académica, técnica y práctica que de otra manera sería difícil asimilar.

2.3.6       COLEGIACIÓN

                Las profesiones nacen bajo la tutela universitaria; de hecho son parte de ella por cuanto el personal académico, con su experiencia y conocimientos, aconseja a sus respectivas instituciones acerca del tipo y contenido de las materias que en su seno deben impartirse. También la integran quienes, desde los diferentes centros de estudio especializado, contribuyen al avance de las ciencias y la tecnología a través de diversas investigaciones, dedicando tiempo y disciplina a nuevas tecnologías a través de diversas investigaciones, dedicando tiempo y disciplina a nuevas teorías y métodos de experimentación, así como a capacitarse y actualizarse por medio de las distintas modalidades de posgrado que hoy día se conocen. En otras palabras: si la universidad ha formado desde el medievo claustros de profesores, a su imagen los profesionales de nuestra época han constituido sus propios colegios, sociedades, asociaciones y otros centros de conocimiento cuyo origen proviene de la tradición.

                Los Colegios tienen algunas funciones importantes a desempeñar. El Colegio de abogados, como el de notarios, como el de médicos, además de contar con una antigüedad, son prueba de cómo las instituciones deben adaptarse a las circunstancias para cumplir con sus propósitos y sobrevivir al tiempo; asimismo, no sólo se han constituido en receptáculos y depositarios de las modificaciones que paulatinamente sufre el ejercicio profesional, sino también en testigos del devenir histórico de la profesión en muchas partes del mundo.

                En tales entidades se formula y se actualiza el padrón de profesionales de la disciplina, se discuten y proponen los aranceles que es menester determinar, así como los cambios que a menudo se presentan en las profesiones, a fin de someter a la consideración de las autoridades universitarias las modificaciones curriculares pertinentes. Es importante resaltar la labor mediadora que realizan entre profesionales y clientes, cuando los primeros se inconforman por un trabajo inconcluso o mal realizado; esa misma gestión arbitral la efectúan con los abogados que por múltiples razones litigan entre sí: por hacerse deslealmente de la clientela, por expresarse en contra de la buena fama de un compañero, por injuriarlo, etc. No está demás el papel de asesoría que ejercen estas asociaciones cuando dictaminan qué nuevos procedimientos no han sido aún bien experimentados para permitir su introducción en el mercado, mantener comunicación con el gobierno, con el objeto de asesorarlo en lo que se refiere a la gama de contratos, precios, tecnología que intercambian las naciones.

                Por otra parte, también deben valer para que sus miembros actualicen sus conocimientos, en diversos foros y niveles, con conferencistas que proporcionan el conocimientos actualizado. Además, en muchos colegios se cuenta con un código de conducta y moralidad bien definidos acerca de la materia que manejan, de esto que en algunos países no se permita el ejercicio de la profesión fuera de los mismos. En general, sirven también como organizaciones de defensa de la profesión.

2.3.7        NIVEL PROFESIONAL

                En vista que el profesional se ha esforzado durante largos años estudiando y después especializándose en su ramo y habida cuenta de que también debe mantenerse enterado de nuevos métodos, información, evolución que experimenta la profesión, por lógica aumenta poco a poco. Se necesita entonces, también, material y recursos tecnológicos que mantengan el nivel de profesionalidad aceptable, así como la renovación de su consultorio, despacho o cualquier otro lugar en donde desarrolla su muy particular actividad. Elementos como libros, revistas, computadoras y materiales varios para cumplir con su función son costosos.  De esto que la gente vea justa una retribución al profesional de acuerdo a sus aptitudes, responsabilidad y prestigio, pues quién no ve el trabajo intelectual que esto supone.

Juego de roles - oficios y profesiones - ensayo

Los juegos de rol se han venido desarrollado desde sus comienzos, adquiriendo gran popularidad por la cantidad de características que poseen que los llevan a ser mucho mas entretenidos que otros juegos. El juego de rol consiste en desempeñar un determinado rol o personalidad concreta en el que los usuarios buscan ser quien no puede ser en la vida real, generando en el usuario sensaciones diversas a lo largo que un juego transcurre.

Este nuevo concepto de juego, surgió rompiendo paradigmas desde un comienzo, pues este se basaba en la mera interpretación, en el dialogo, la imaginación y el sentido de la aventura. En un mundo cada vez mas basado en la comunicación audiovisual es imprescindibles que esta clase de juegos no tuvieran un éxito sin precedentes.

Estos son como los juegos de imaginación jugados por los niños pequeñosen los juegos de rol cada jugador interpreta un personaje ficticio, con una serie de características propias que le definen. Sin embargo la interpretación del personaje no debe ser rigurosa ya que cada jugador define el carácter de su personaje según sus propios criterios y, durante una partida de juego, responderá a las diversas situaciones que le puedan surgir decidiendo en el momento las acciones de este personaje (es decir, improvisando).

La "historia" se irá creando durante el transcurso de la partida, además de la caracterización de los personajes, la ambientación, la aventura, las relaciones entre los personajes, que pasa a ser uno de los elementos mas influyentes dentro de un juego de este tipo, para que el usuario se sienta identificado y así el juego resulte siendo mucho mas interesante.

Lo mas importante de un CRPG es la manera mediante la cual el usuario interactúa con lo q tiene en frente de la pantalla; para él debe ser perfectamente entendible lo que tiene a su alrededor, para esto es necesario que la calidad gráfica sea impecable y el nivel de detalle dentro de cada escenario también lo sea. De esta manera la observación entra a jugar un papel importante para poder sobre pasar cada parte del juego.

Los juegos de rol son fundamentales en el proceso de aprendizaje pues este tipo de juegos permiten acceder al conocimiento de forma significativa, pues convierte en relevantes, informaciones que serían absurdas de otra manera. Otro aspecto que ayuda a desarrollar los juegos de rol es la adquisición de una gran riqueza expresiva. Mediante estos juegos se aprende a meterse en la piel de “otro” y empezar a plantearse qué sienten los demás en situaciones que pueden ser ajenas en un principio. El juego de rol fomenta el apoyo mutuo y la relación en términos de igualdad, pues se trata de juegos cooperativos.

El monito caprichoso - oficios y profesiones - cuentos


Había una vez un mono muy requetemono que entró en la barbería y le dijo al barbero:
    -Señor barbero córteme el rabo, que no lo quiero. El barbero se extrañó, pero el rabo le cortó.
    A los pocos días el monito volvió a la barbería:
    -Devuélvame usted mi rabo señor barbero.
    -No puedo. Que se lo llevó el basurero.
    -¿Ah, sí? Pues me tiene que dar usted una cuchilla de afeitar- contestó el monito, muy disgustado.
    El barbero por no oírlo, le dio la cuchilla. Allá que va el monito la mar de contento, y anda que te andarás pasó por la calle del pescado. Vio a un hombre que estaba limpiando el pescado para venderlo.
    -Señor pescadero-dijo el mono- ¿ no le da a usted asco?
    -Si quiere, le doy mi cuchilla. 
    - Bueno.
    Y sin pensárselo dos veces el mono le dio su cuchilla.
    A los pocos días, el mono se acordó de ella y volvió a la calle del pescado. Y dijo con mucha pena:
    -Señor pescadero, devuélvame usted mi cuchilla que era muy buena.
    El pescadero le contestó:
    -No puedo, que de tanto cortar pescado, se me rompió.
    -¿Ah , sí? Pues me tiene que dar el pescado más gordo.
    El hombre por no oírlo, se lo dio.
    El mono se puso a andar y pasó por la calle del pan. Entró en una panadería y le dijo al panadero:
     - Señor panadero, ¿ me quiere usted asar en el horno este pescado tan bueno?
    -Cómo no - contestó el pandero-. Vuelva usted a la tarde, que ya estará asado.
    Pero el mono no se acordó hasta los pocos días. Entonces volvió a la panadería:
    - Y mi pescado, dónde está?
El panadero le contestó:
- Como usted no venía, mi mujer se lo comió.
-  ¿Ah sí? Pues me tiene usted que dar una talega de pan.
    El panadero, por no oírlo, se la dio.
    Anda que te andarás, el monito pasó por la calle de la escuela. Estaban las niñas llorando  en el patio a lágrima viva.
    Se acercó el monito y le dijo al maestro:
    -Señor maestro ¿qué les ha hecho usted a las niñas, no le dan a usted lástima, pobrecitas?
    - ¿ Yo? Yo ya terminé mis clases. Es que tienen hambre y no vienen sus padres.
    - ¡Vaya por Dios! – dijo el monito-. Poneos en fila.
    Las niñas se pusieron en fila, y el monito su pan les repartió.
    A los pocos días, el monito sintió hambre y volvió a la escuela:
- Señor maestro -dijo- ¿dónde está mi pan?
- ¿Su pan? Cualquiera sabe. Con lo tragonas que son estas niñas...
- ¿ Ah sí? Pues me tiene que dar usted una.
    El maestro, por no oírlo, una niña le dio, y el monito, muy contento, de la mano se la llevó.
    Pasaron por un río y estaba la lavandera lava que te lavarás:
    - Señora lavandera, ¿quiere usted esta niña para que le ayude a lavar, a tender y a recoger?
    - Bueno dámela.
    A los pocos días se presentó la madre de la niña en casa del mono .
- Señor mono ya me está usted diciendo lo que ha hecho usted con mi hija.
- ¿ Quién yo?
- Sí, usted ¿ quién va ser?
- ¿ Y qué me da usted si se lo digo?
- Pues... le doy.. .le doy... una flauta que tiene mi marido.
- Está bien, dijo el mono, lavando en el río la dejé.
    Entonces fueron al río, hicieron el cambio, y el monito esta canción iba tocando:
Por un rabo una cuchilla,
Por la cuchilla un pescado;
Por el pescado cien panes,
Por los panes una niña...
    ¿ Y lo demás? Lo demás se me ha olvidado.
    Y colorín colorado, este monísimo cuento se ha acabado.