viernes, 17 de abril de 2015

El payaso que no quería hacer reír - oficios y profesiones - cuento

  Érase una vez en un circo un payaso que estaba cansado de tener que hacer reír cada día.

    "Yo siempre tengo que hacer reír a los demás, pero hay días que estoy triste y no tengo ningunas ganas de hacer gracias", pensaba el payaso de aquel circo.
    "Con lo bonito que debe ser hacer de domador, o de trapecista, o de hombre forzudo, que son trabajos que igual los puedes hacer cuando estás triste o cuando estás contento", pensaba.

    Así que un día en plena representación se disfrazó de domador y se metió en la jaula de los leones. Pero, ¡ay!, cuando vio que los leones abrían aquellas bocazas con aquellos dientes tan grandes, se asustó mucho y se salió de la jaula. Entonces la gente empezó a reírse.

    Entonces decidió hacer de trapecista. Pero como no tenía ni idea, cayó sobre la red y la gente otra vez sin parar de reír.

    Se salió de la red y cogió unas pesas muy grandes, aquellas con dos bolas que utilizaba el hombre forzudo, y empezó a hacer  fuerza para levantarlas. Las bolas de hierro ni se movían pero él llegó a hacer tanta fuerza que le saltaron todos los botones y los pantalones se le cayeron al suelo. La gente se mondaba de risa con el payaso.
    Y tanto y tanto se rieron que el payaso comprendió que lo que le salía mejor era hacer reír a los demás.

    Y desde aquel día siempre hizo de payaso.


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