jueves, 16 de abril de 2015

EL CABALLO Y EL MENDIGO - animales de la granja - cuento

escrito por: Víctor Manuel Gutiérrez López

Había una vez un mendigo que se ganaba la vida pidiendo dinero a los habitantes de las aldeas que le pillaba de camino.
Un día, mientras pasaba por la selva, iba camino a una aldea, cuando de repente vio un hermoso caballo púrpura que se había atorado la pata dentro un agujero, entonces como gesto de amabilidad, el mendigo lo liberó con sumo cuidado.
cuento-infantil-el-mendigo-y-el-caballo
Para su sorpresa, el caballo le dio las gracias y ante el gesto de generosidad del mendigo, le dijo:
– “Soy un corcel mágico, gracias por liberarme. Como recompensa a tu servicio te llevaré a donde quieras ir”.
Entonces el mendigo le pidió ser llevado a la aldea mas cercana, el caballo le dijo que se subiera sobre su lomo y lo llevó hasta allí, pero antes de despedirse le dijo:
– “Te concederé este favor 2 veces más, sólo tienes que silbar 3 veces”
Y el caballo se fue volando junto con los gorriones que circulaban a su alrededor.
Un día el mendigo escuchó la leyenda de un jarrón lleno de oro en una montaña al este, entonces silbó para llamar al corcel y éste se le apareció, el mendigo le pidió ser llevado a la cima de la montaña. Una vez llegado a su destino, se bajó del corcel y éste volvió a desaparecer.
Tras recorrer la cima, el mendigo vio la cueva que buscaba, una vez dentro buscó la vasija, tras horas de búsqueda, la encontró, bajó una pila de polvo, pero en lugar de oro, estaba lleno de monedas de cobre. Decepcionado salió para regresar al pueblo y continuar con su rutina de siempre, pero no quería llamar al caballo y no desperdiciar su último viaje, así que descendió de la montaña por si mismo. Pudo descender por las escabrosas cumbres, pero aún tenía que cruzar un pantano, pero usó su ingenio para construir una balsa únicamente para encontrarse con un desierto, así que llenó una cantimplora con agua, aunque algo sucia, lo importante es que pudo cruzar sin pasar sed, al menos hasta llegar a un poblado cercano.
En el interior de una cantina escuchó a unos hombres hablar de un valle donde los diamantes crecían como plantas, era momento de llamar otra vez al caballo, pensó nuestro amigo; pero antes de silbar, vino a su tímpano las voz desgarrada de un niño que lloraba bajo un porche, le preguntó que tenía, le dijo que había perdido a su mama durante el viaje que hacia su caravana, podría usar al caballo para encontrar a su madre, pero perderé mi última oportunidad, mas pensó en que podría ser un sólo rumor como el anterior, así que decidió mejor ayudar al niño. Llamó al caballo, se le apareció y pidió que lo llevara él y al niño a encontrar a la madre, se subieron sobre sus hombros, cruzaron bosques y praderas hasta llegar a un asentamiento de carros en medio de un claro. Entre la multitud se encontraba la madre llorando de angustia por su hijo, pero al verlo, se abalanzó hacia él para abrazarlo. El señor estaba contento al verlos reunidos, pero frustrado de no usar su deseo para buscar lo que quería. Entonces el caballo le dijo:
- “No necesitas a nadie que te lleve para buscar lo que eres, e visto como bajaste de la montaña y cruzaste el pantano y el desierto por tu propio ingenio y fuerza, si quieres buscar algo, puedes hacerlo por ti mismo y se puede”.
El mendigo lo comprendió y decidió buscar trabajo para sustentar sus necesidades y no mendigar mas.
FIN

No hay comentarios:

Publicar un comentario