jueves, 16 de abril de 2015

El número 6 vuelve al colegio - números - cuento

escrito por: El Equipo de Cuentos Infantiles Cortos

En la familia de los números, como en el resto de familias, siempre había un miembro al que le costaba un poco más hacer las cosas. En este caso, era el número 6 el que después de muchos avisos de sus padres y hermanos, por fin comprendió que las vacaciones no eran para siempre.
Habían estado todos juntos los días de navidad, y ahora después de la fiesta de los Reyes Magos, había que volver a la rutina diaria, los mayores a los trabajos, los medianos a la universidad, y los pequeños al colegio.
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El número 6 era muy inquieto, se pasaba el día rodando por el suelo, todo lo que su estirado brazo le permitía, y cuando llegaba al tope, volvía a empezar. Los demás números de su familia no tenían esa habilidad, únicamente su hermano el número 8 podía hacer algo parecido, pero si empezaba no podía parar, daba vueltas sobre sí mismo constantemente hasta que algún número mayor lo paraba.
Así que el número 6 se sentía privilegiado en ese sentido, y aunque él lo veía como una ventaja para su desarrollo, que también lo era, en ocasiones le impedía aprender al mismo ritmo que los demás, y cuando jugaba con sus hermanos se daba cuenta de las diferencias entre ellos, de hecho lo de volver al colegio después de las vacaciones de navidad, tardó mucho en entenderlo.
Mientras todos sus hermanos ya tenían ganas de volver a ver a sus amigos de clase, el número 6 decía que le bastaba su familia para aprender cosas interesantes, se sentaba en la alfombra a jugar con ellos, y al poco rato empezaba a rodar molestando a los demás y terminaba por quedarse solo en el salón.
Era un número muy gruñón, pero con mucho tesón para conseguir lo que se proponía. Aunque aprendiera más despacio que los otros números, él mismo se consideraba inteligente y dispuesto a aprender y a ser feliz, máxima que el número 6 consideraba propia.
Por fin un día, el número 6 comprendió el significado de la rutina, porque vio a sus hermanos haciendo deberes, y vio como su madre cuando éstos terminaron sus tareas, les premiaba con lo que más les gustaba, un cuento de letras.
Este hecho hizo que 6 se sintiera plenamente feliz haciendo lo que hacía y sin molestar a los demás, y todo pareció tornarse de un color anaranjado brillante y muy bonito. Comenzó a vivir su vida, ayudando a los demás y sintiendo la felicidad de la vuelta a la rutina, y comprobó como su ánimo mejoró considerablemente y ya no era tan gruñón.
El número 6 se sintió libre y feliz de ser un número inquieto, inteligente y que entendía que igual de feliz se podía estar de vacaciones que jugando a dar volteretas. Desde entonces, las relaciones con sus hermanos fueron muy buenas, y siempre estaba dispuesto a ayudarles en lo que necesitaran, igual que a sus padres, a los que veía como auténticos héroes de la educación.
FIN

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